Cuando se habla del encanto del Mediterráneo se habla de su luz, de sus aguas templadas, de su arena fina, de sus playas interminables. Pero lo cierto es que hay que verlo para creerlo. Llega el calor y las ciudades costeras se visten de gala para recibir a los visitantes. Calafell es uno de estos lugares.
Lugares de interés
Sus cinco kilómetros de playa, las calles que invitan a salir de compras y disfrutar de un agradable paseo a la medida de todos los gustos y bolsillos, apreciar su patrimonio histórico, siempre dominado por la riqueza marítima de esta tierra, que ya los romanos conocían. Ellos construyeron la villa del Vilarenc, de la cual se conservan restos visitables. Y de la Edad Media quedó en Calafell el castillo situado en la colina que ahora domina el núcleo del pueblo, y la ermita de Segur dedicada a San Miguel.
Qué hacer
La sonrisa viene también a los labios al pensar en la comida. Quién se va a resistir ante un delicioso arrosejat, plato típico de arroz o fideos, servido en plato de barro. O ante una fideuá, o ante cualquiera de los deliciosos pescados que, como no, se pueden degustar en esta villa costera. Su benigno clima invita a salir a la calle, y las fiestas populares están al orden del día. Calafell es muy animado tanto durante el día como de noche. |